Restaurante dASSA Bassa

Darío Barrio, cocinero y amante de la vida. Conseguidor de todo lo que se propusiese, involucra con su pasión a sus hermanos Hector Barrio, arquitecto, y Silka Barrio interiorista, para que interpreten y den forma a uno de sus sueños. Crear un restaurante. Dassa Bassa.

Calle Villalar 7,28001, Madrid

Fecha
Categoría
GASTRONÓMICO
Sobre este proyecto

Si la elaboración de un buen plato de cocina exige Esencia, Medios, Presencia y Beneplácito del Consumidor final en un completo equilibrio de factores, la creación del marco arquitectónico envolvente se contagia de idéntica exigencia.

Aprovechando la singularidad del local, de 454 m2 de superficie total, el Proyecto arquitectónico que se plantea pretende la distinción entre las dos plantas con que cuenta: La planta baja se concibe como el escaparate, o la presencia exterior de la actuación. Suelo realizado con grandes planchas de aluminio. Una barra enmarcada por un mural impreso en charol en el que está representado Darío y sus amigos cocineros refleja la imagen exterior de Darío Barrio, lo que la gente ve; amistad, generosidad, carisma, dinamismo, humor, belleza. Es el arte de recibir. Mientras que en la planta sótano el proyecto arquitectónico es acorde con la personalidad interior y equilibrada del cocinero. Sencillo, sin ornamentaciones, que lo necesario sea potente pero útil, práctico, no queremos más que lo necesario. Se aprovecha el juego de las bóvedas de ladrillo existentes y de sus espacios compartimentados para resaltar un marcado carácter personalista e intimista. A nivel funcional se disponen cuatro salones con una capacidad aproximada para 80 comensales. Las bóvedas y muros actuales de ladrillo visto enmascarados con una tenue y blanquecina pátina blanca, marcan y enfatizan el contenedor original del que se parte creando un soporte neutro. Para evitar dañar el ladrillo visto se crean unas esculturas cenitales de aluminio superpuestas que siguen las curvas de las bóvedas madres y orquestan todas las instalaciones. Ni mas ni menos que las necesarias para repartir luz y el clima y así conseguir el mayor grado de confort.

Se pretende un entorno con un toque de calidez evocando el arte culinario y sobre este soporte neutro lucen los colores, los sabores y las texturas de la comida. Una diferente y una cuidada y laboriosa preparación para un instante de placer. Bajo una aparente sencillez que permite al espectador gozar del espectáculo sin que le resulte del todo ajeno, se esconde sin embargo una elaborada y detallada organización que permite la continua sorpresa del cliente. Como todo buen plato o buena obra artística sorprende. La combinación de minimalismo y abundancia de detalles es la que sin duda otorga el equilibrio