La idea era recrear el panorama urbano de las azoteas de los edificios de la zona, interpretando las paredes del contenedor con un pixelado de tonos basado a partir de las imágenes desde la propia cubierta del edificio con vistas al parque del oeste y a la casa de campo de Madrid. Siendo cada mesa un lugar de reunión independiente realizadas en madera de pino con su propio tejadito a dos aguas en tejido acústico e iluminación propia, como si cada uno fuese una de las casitas bajas situadas al pie del Manzanares. Esa vista de Madrid se tenía que reflejar en el proyecto de forma activa.