ZIVING
Clínicas de ortodoncia – Valencia, Campo de las Naciones (Madrid), San José de Valderas.
Ziving es una clínica, sí. Pero una clínica distinta: divertida, inesperada, capaz de transformar la experiencia de la ortodoncia en un juego. El objetivo era claro: huir de los espacios médicos aburridos y monótonos para convertirlos en escenarios que entretienen, sorprenden y despiertan la imaginación.
Ziving es una clínica, sí. Pero una clínica distinta: divertida, inesperada, capaz de transformar la experiencia de la ortodoncia en un juego. El objetivo era claro: huir de los espacios médicos aburridos y monótonos para convertirlos en escenarios que entretienen, sorprenden y despiertan la imaginación.
Clínicas de ortodoncia – Valencia, Campo de las Naciones (Madrid), San José de Valderas.
Ziving es una clínica, sí. Pero una clínica distinta: divertida, inesperada, capaz de transformar la experiencia de la ortodoncia en un juego. El objetivo era claro: huir de los espacios médicos aburridos y monótonos para convertirlos en escenarios que entretienen, sorprenden y despiertan la imaginación.
El diseño se mueve en el límite entre lo conocido y lo irresistiblemente atractivo de lo desconocido. No se trataba solo de diseñar objetos funcionales, sino de crear piezas que narrasen historias: una mesa con cola de tiburón, una cabeza de tiburón para subir a la nube, la nube misma donde, al meter la cabeza, aparecían juegos de PlayStation. Cada elemento es a la vez juguete y arquitectura, un volumen que invita a descubrir.
Por dentro, Ziving es un contenedor de volúmenes de juego y color que dialogan entre sí. Lo importante no son los objetos aislados, sino la manera de verlos y de relacionarse con ellos. Diseñamos volúmenes dinámicos donde el color construye forma y ritmo, donde la luz no solo ilumina, sino que revela, y donde el vacío alrededor de cada pieza cuenta tanto como la pieza misma. Desde el suelo hasta los techos, todo se concibió como un laboratorio en constante transformación: un espacio para explorar más que habitar.
Por fuera, esos volúmenes se vuelven blancos, abstractos, dejando vanos como rendijas que, en su ficción geométrica, evocan una dentadura. Un gesto lúdico y sutil que conecta el interior colorido con la función de la clínica, sin recurrir al obvio lenguaje médico.
La experiencia en Ziving no gira únicamente en torno a un tratamiento: lo importante es que el niño entra, descubre, juega, confía y vuelve. El diseño desplaza el miedo y lo sustituye por curiosidad. Lo clínico pasa a un segundo plano: la mente se llena de estímulos positivos, y el espacio se convierte en un aliado emocional que acompaña todo el proceso.
Porque en Ziving no hemos diseñado solo un espacio, sino también una marca y una estrategia: una forma diferente de entender la ortodoncia, donde el diseño construye confianza y cada visita se recuerda como una aventura.
Ziving es una clínica, sí. Pero una clínica distinta: divertida, inesperada, capaz de transformar la experiencia de la ortodoncia en un juego. El objetivo era claro: huir de los espacios médicos aburridos y monótonos para convertirlos en escenarios que entretienen, sorprenden y despiertan la imaginación.
El diseño se mueve en el límite entre lo conocido y lo irresistiblemente atractivo de lo desconocido. No se trataba solo de diseñar objetos funcionales, sino de crear piezas que narrasen historias: una mesa con cola de tiburón, una cabeza de tiburón para subir a la nube, la nube misma donde, al meter la cabeza, aparecían juegos de PlayStation. Cada elemento es a la vez juguete y arquitectura, un volumen que invita a descubrir.
Por dentro, Ziving es un contenedor de volúmenes de juego y color que dialogan entre sí. Lo importante no son los objetos aislados, sino la manera de verlos y de relacionarse con ellos. Diseñamos volúmenes dinámicos donde el color construye forma y ritmo, donde la luz no solo ilumina, sino que revela, y donde el vacío alrededor de cada pieza cuenta tanto como la pieza misma. Desde el suelo hasta los techos, todo se concibió como un laboratorio en constante transformación: un espacio para explorar más que habitar.
Por fuera, esos volúmenes se vuelven blancos, abstractos, dejando vanos como rendijas que, en su ficción geométrica, evocan una dentadura. Un gesto lúdico y sutil que conecta el interior colorido con la función de la clínica, sin recurrir al obvio lenguaje médico.
La experiencia en Ziving no gira únicamente en torno a un tratamiento: lo importante es que el niño entra, descubre, juega, confía y vuelve. El diseño desplaza el miedo y lo sustituye por curiosidad. Lo clínico pasa a un segundo plano: la mente se llena de estímulos positivos, y el espacio se convierte en un aliado emocional que acompaña todo el proceso.
Porque en Ziving no hemos diseñado solo un espacio, sino también una marca y una estrategia: una forma diferente de entender la ortodoncia, donde el diseño construye confianza y cada visita se recuerda como una aventura.